El invierno pasado Mario comenzó a mostrar cierta capacidad para sentarse un rato tranquilo y prestar atención a cualquier juego que le propusiéramos. Con la llegada del buen tiempo, nos dedicamos a otras cosas y abandonamos un poco los juegos de mesa, pero ahora que se han acortado los días y empieza a hacer frío, los estamos recuperando otra vez.
Como suele ocurrir, aunque jugamos a bastantes cosas (puzzles, cartas, estamos empezando con el tres en raya), lo que más éxito tuvo desde el principio y con diferencia fue un juego que había por casa y que había sido de mis padres, el típico juego para la memoria.
Son unas tarjetas con fotos de animales, similares a las de la imagen Cuando empezamos a jugar el año pasado Mario no tenía ni dos años, así que le sacaba las de los animales más familiares para él (perro, gato, vaca, caballo, oveja) hasta tener entre 6 y 10. Las poníamos boca-abajo, decíamos el animal que queríamos buscar e íbamos destapando las tarjetas por turnos hasta encontrarlos todos.
En mi familia somos varios con memoria fotográfica, y obviamente es genético, porque si Mario me veía colocar las tarjetas, ya sabía donde estaban todas y se las ganaba todas seguidas a la primera. Y si no, en cuanto un animal salía una vez, ya se acordaba de dónde estaba. Así que poco a poco fuimos subiendo el número de tarjetas y complicando los animales, lo que le subió mucho la autoestima, hay que ver lo contento que se pone con las palizas que nos pega.
Ahora ya estamos empezando a jugar de la manera tradicional, es decir, buscando la pareja de animales. A Mario le encanta este juego, se entretiene mucho rato, y alguna vez que hemos estado fuera de casa y quería entretenerle, me he llevado las tarjetas conmigo. Además de entrenar su memoria (que es algo que resulta muy útil para muchas cosas en esta vida, si lo sabré yo....) lo bueno del juego es que ha aprendido los nombres y los sonidos de un montón de animales. Y está aprendiendo a hacer trampas.... Un consejo, si vais a jugar con vuestros hijos y se parecen a Mario, mejor las tarjetas con fotos (es decir, realistas) que con dibujos, que a Mario le interesan siempre mucho menos.
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