Desde que Mario nació hemos procurado no hacer distinciones entre juegos, juguetes, cuentos, tareas, etc. y no clasificarlas como de niño o de niña, que es algo que nos da mucha rabia. Cuanto daño nos hacen ese tipo de etiquetas desde pequeños y nos gustaría criar a una buena persona que no hiciera distinciones entre hombres y mujeres, ni ahora ni cuando sea un adulto.
Él nos ve en casa hacer de todo a los dos, así que ve normal que su padre planche o que yo arregle un ordenador, con eso no tiene prejuicios. Mario ha tenido muñecas para hacer de papá, le encanta jugar a la compra y las comiditas, y también ha tenido su escoba, su fregona y demás. Como parece que nos quedamos los tres, tenía una Nancy guardada de cuando era pequeña, me acordé de ella y se la saqué hace un tiempo. Le encantó, así que se la ha quedado y de vez en cuando la viste, la pone de profe de un cole imaginario, la saca de paseo. Le encantan los coches, los rescatadores y los super héroes, igual que el deporte y hacer el bruto, pero también este tipo de juegos y juguetes, con los que disfruta mucho. Igual que le gusta Frozen y la princesa Sofía o los osos amorosos, por poner algunos ejemplos.
Pero reconozco que no es lo habitual y que incluso a nosotros se nos escapa a veces. Recuerdo que cuando fuimos a comprarle un vasito de agua para el cole acababa de descubrir la princesa Sofía y escogió uno de princesas, muuuuuuy de princesas. Y no me di cuenta y le dije que ese era de chicas y que si no prefería otro. Así que puso cara de pena, y lo cambio por uno de Dusty, que es el que tiene este año. Y sé que le encanta, pero no fue su primera opción, fui yo la que le hice cambiarlo. Me di cuenta enseguida y me arrepentí, por lo que no he vuelto a hacerlo, vaya tontería, que beba en el vaso que le da la gana!. Aunque sí es algo normal en el cole y con otras personas, por lo que a veces me pregunta si algo es de niño o de niña. Yo siempre le pregunto ¿tú que crees? Y me suele responder que de los dos, porque casi siempre lo pregunta cuando le apetece hacer algo que él supone que es "de niña". Pobre.
Otro ejemplo. Yo antes bailaba, y además iba muy a menudo a ver ballet y todo tipo de danza. Pero no había podido ir desde que Mario nació. El otro día por fin compré una entrada para ver a la Compañía Nacional de Danza, y como era el domingo a las 18.00 fuimos los tres hasta el teatro, yo entré a ver el espectáculo, y padreprimerizo y Mario se dieron una vuelta y merendaron algo para luego recogerme a la salida. A Mario le encanta la música, la danza y el teatro (hacemos muchas cosas en casa y ya le hemos llevado a ver alguna cosa fuera), pero esto no era un espectáculo para niños. Y se disgustó mucho porque no podía entrar conmigo, me decía que el plan de las chicas (ver la danza) era mucho más chuli que el de los chicos (merendar, y eso que comer le encanta) y que yo tenía mucha suerte. Ya le explicamos que no era plan de chicas y de chicos, que era plan de mayores y de pequeños, y que otro día íbamos los tres juntos a ver algo que fuera bonito para él.
Pero claro, cuando por su cumple dijimos que el año que viene quería hacer de extra-escolares kárate y danza, todos los padres de sus amigos se rieron e hicieron comentarios jocosos (acerca de los bailarines raritos, claro) y seguro que se enteró. Nosotros nos quedamos a cuadros, pero no dijimos nada.
Así que no sólo es lo que hacemos y decimos en casa, o el ejemplo que damos. Eso es muy importante, y lo sabemos, pero también está todo lo que le rodea, que con este tema por ejemplo, no es nada bueno. Por ejemplo, si el año que viene le apuntamos a danza, ya me puedo imaginar que sólo tendrá compañeras y que más de una vez le harán comentarios estúpidos. Como los que escuchamos un día en la piscina el verano pasado cuando jugaba con una amiguita con coches y camiones y su madre pretendía que dejara de hacer el bruto y cogiera a sus muñecas (que le bajaba todas las tardeas, aunque siempre terminaba jugando con los juguetes de Mario). Es una pena, pero es lo que hay.
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