Tener criterio me parece muy importante, y desde que Mario es muy pequeño, estamos intentando que tenga el suyo propio. Cada vez se enfrentan a ciertas cosas antes, y me parece muy importante que cuando eso llegue, Mario tenga criterio para decidir lo que debe y no debe hacer. Porque en ese momento no vamos a estar a su lado....
La manera más sencilla de que los niños desarrollen su propio criterio es dejar que hagan sus propias elecciones y que tomen sus propias decisiones, a pequeña escala. ¿Qué prefieres, eso o lo otro? ¿Qué te gusta más? ¿Qué quieres hacer tú? Y claro, luego pedirle que te explique por qué. Es muy gracioso escuchar como justifica algunas de sus decisiones, con la comida, con el juego, con la ropa, con los amigos. Pero lo hace, y eso está genial.
En nuestro caso además suele ser la forma mejor de evitar que se ofusque o que se enrabiete con algo (cosa que pasa poco, de todas formas): en el momento en el que siente que le das alternativa y que puede elegir él, aunque sea entre dos opciones y ninguna la que él quería inicialmente, pero si siente que le preguntas y que su opinión cuenta, se le pasa el enfado rápido.
Así que cuando en su cole ha habido que votar por la jornada continua o intensiva, ya que ellos tienen jornada partida, le pregunté qué prefería. Me dijo lo que yo sospechaba, que prefería todas las clases juntas, y luego ya comer y jugar hasta que le recojamos.
A nosotros la jornada intensiva nos parece lo mejor y hemos votado que sí. ¿Nuestro criterio?
- El horario sigue siendo el mismo, de 9 a 16 con posibles extensiones, la diferencia está en cómo se reparten las horas dentro de ese horario. Afecta a nuestros hijos, pero no a los padres y a sus trabajos y rutinas.
- Mario lo prefiere y tiene razón: todas las clases juntas y hasta el día siguiente, cuando acabo, me relajo, a comer y a jugar y no tengo que volver a clase. Y ahora no es crítico, pero cuando tengan que estudiar más adelante, mi opinión como profe, es que para ellos es más productivo, las clases de después de comer, sobre todo en ciertos meses del año, se desaprovechan mucho. Las de antes de comer con la jornada intensiva se pueden hacer pesadas, pero con un almuerzo para comer en el recreo, se llevan mejor.
- Además, ahora no podemos comer ningún día juntos, comen a las 12.30 y nos es imposible, Pero con la jornada intensiva comen a las 14.00, Así que algún día podríamos darle una sorpresa y comer juntos en casa, algo que a todos nos encanta.
- Por último, es una manera de mejorar las rutinas de Mario, que de lunes a viernes come a las 12.30 y los fines de semana, festivos y vacaciones, a esa hora tenemos que darle un aperitivo porque no comemos hasta las 14.00 ó 14.30.
Sin embargo, y para mi sorpresa, los padres del cole han organizado un boicot y no han ido a votar. De esta manera, aunque ha salido que sí, no ha habido el quorum suficiente y seguiremos con la jornada partida. Por lo visto es algo habitual, lo que me ha hecho preguntar a los padres del boicot acerca de sus motivos para estar tan en contra de la jornada intensiva, ya que no se trata de un problema de horarios, que se mantienen exactamente igual. Me esperaba motivos del tipo "son demasiadas horas seguidas y todavía son muy pequeños" ó "mi hijo no aguanta tantas horas sin comer". O cosas similares.
Pero por aplastante mayoría las respuestas han sido de dos tipos "mi hijo se tiene que fastidiar y quedarse a comer y con la jornada intensiva habría más niños que podrían irse a comer a casa, prefiero que se fastidien todos" (cambiando el verbo fastidiar por algún otro que suena peor) ó "estas profes son unas listas, se quieren ir a las dos a su casa, y luego será a la una y terminarán por no venir pues no, que se fastidien" (de nuevo con otro verbo). CRITERIO.
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