miércoles, 22 de enero de 2014

Navidades de verdad, las primeras

Este año Mario ha disfrutado por primera vez de toda una experiencia navideña, casi un mes de ilusión y diversión. Qué bien lo hemos pasado!

Comenzamos preparando todo en el puente de Diciembre, haciendo adornos y decorando la casa, explicándole el belén y el árbol de navidad. Y escribiendo la carta a los Reyes Magos. Yo se la escribí con lo que me dictaba y él coloreó un dibujo con los Reyes. Pidió una bicicleta con ruedines y un casco. Y que vinieran la noche de Nochebuena (tradición familiar, los reyes pero por adelantado) para tener todas las vacaciones para jugar. Y si traían alguna sorpresa, pues claro, sería bien recibida.

A partir de el puente introdujimos poco a poco algún dulce, los villancicos y preparamos su disfraz de rey mago (de Gaspar, como su abuelo paterno) para la fiesta de la guardería, en la que se lo pasó genial. Sobre todo sabiendo que todos teníamos vacaciones escolares justo después porque nos debían días en nuestros respectivos trabajos.

El resto de las Navidades han sido muy ajetreadas, entre virus totales y la puesta a punto de nuestra casa nueva, en la que ya estamos viviendo. Pero Mario ha disfrutado mucho en casa (qué mal tiempo ha hecho ¿verdad?), sin poder estrenar su bici apenas, pero jugando con las sorpresitas que los Reyes le trajeron para completar. Porque este año ha sido un niño muy bueno. Todas las mañanas se levantaba corriendo para ver si sus regalos seguían en casa, yo creo que los primeros días el pobre pensaba que estaban allí en préstamo. Nunca le había visto jugar tanto, ni solo ni acompañado, es lo que ha hecho todo el tiempo, sin separarse de alguno de sus juguetes nuevos (en las comidas, en el baño, ejem). Qué bien, parece que los Reyes acertaron (otro día os cuento para que cojáis ideas, aunque de todas formas, Mario es fácil para los regalos, todo le encanta y con todo juega y se divierte). Estamos esperando a que mejore un poco el tiempo para darle a la bici un estreno en condiciones, que tenemos muchas ganas.

Las celebraciones han sido sencillas pero divertidas. Las cenas de Nochebuena y Nochevieja en casa, porque Mario todavía no aguanta mucho despierto. Le bañábamos y poníamos el pijama como siempre, y a las 21.00 (solo media hora más tarde de lo normal, es su tope ahora mismo) empezábamos todos juntos a cenar. Le ha encantado ver la mesa bonita, con velas y bien puesta, Cuando él pedía acostarse, le metíamos en su camita y nosotros ya terminábamos tranquilamente. Obviamente, él tuvo su versión de las uvas por la tarde el día 31 (con un vídeo de las del año pasado....). Pero lo que más ha disfrutado han sido las comidas. Sobre todo el mazapán, el jamón y los langostinos, se ha chupado los dedos. 

Lo que hemos aplazado de momento ha sido la cabalgata. Mucho frío y mucho follón, nos parce todavía pequeño para meterle en tanto lío, así que el día 5 nos juntamos tranquilamente con unos amigos a comer el roscón calentitos. Menos Mario, que no se animó a probarlo porque la nata no le emociona mucho.

Bueno, que aunque ya quedan lejos y han sido un poco raras y cansadas, han sido unas vacaciones estupendas en las que Mario ya ha sido consciente de todos los momentos especiales y que ha disfrutado al 100%. Y nosotros con él, claro. El año que viene, más y mejor.


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