Al final del verano pasado Mario nadaba con manguitos en playa y piscina, los llevaba casi desinflados y no le importaba tirarse solo ni sumergirse debajo del agua.
Pero claro, después de todo el invierno sin acercarse al agua más que en la ducha, cuando fuimos un fin de semana a la playa en cuanto empezó el buen tiempo, las olas no le gustaron un pelo. Y los primeros días de piscina tampoco es que estuviera muy lanzado...
Pero claro, después de todo el invierno sin acercarse al agua más que en la ducha, cuando fuimos un fin de semana a la playa en cuanto empezó el buen tiempo, las olas no le gustaron un pelo. Y los primeros días de piscina tampoco es que estuviera muy lanzado...
Sin embargo terminamos el verano con Mario nadando y buceando como un pez (o como una pirañita), subiendo y bajando y tirándose por todas partes, así que os dejo unos trucos que nos han funcionado:
- Como siempre, que todo sea juego y diversión, con mucha tranquilidad y teniendo cuidado (pero sin que lo noten) para que un susto no haga que pierdan confianza. Mejor no insistir pero que vean que nosotros lo pasamos tan bien que se mueran de ganas por entrar en el agua y jugar.
- Le han venido genial las gafitas de nadar, le ayudan a flotar un poco y como el agua no le molesta en los ojos, le dan confianza. Desde que se las compramos notamos mucha mejoría.
- La playa les ayuda a soltarse, jugando en la orilla y revolcándose con las olas cogió mucha confianza. Por ejemplo, se ponía boca abajo y apoyando las manos en la arena, flotando todo el cuerpo, íbamos haciendo carreras y jugando. También le vino genial una tabla de corcho tipo tabla de surf con la que iba dando piernas y "cogiendo olas". Pero hay que ponerse con ellos y proponer cosas, claro, hemos visto a muchos padres dando instrucciones desde la sombrilla....
- Que vean a otros niños, con eso se envalentonan un montón y las ganas de hacer lo mismo que ellos y sumarse a sus juegos es una motivación extra.
Para nosotros la transición ha sido de manguitos inflados a casi desinflados, a churrillo y a ir ya solo. La intención es ir este invierno algún fin de semana a la piscina con él para que no vuelva a pasar un año entero sin ver el agua, porque seguimos sin ver la necesidad de apuntarle a natación durante el año. Pero todo depende de cómo nos organicemos, poco a poco.
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