La primera semana de guardería, y sobre todo, el primer fin de semana después de esa semana, Mario expresó su enfado con nosotros de diferentes formas, en general, "portándose mal" (no me gusta esta manera de decir las cosas, pero bueno, se entiende) haciendo cosas que no suele hacer en absoluto.
Ejemplos: abriendo cajones y armarios que sabe que no puede, sacando todo y tirándolo por el suelo, subiendo a los muebles y haciendo el bruto, haciendo pises y cacas protesta fuera del orinal, protestando cuando le acostábamos sin querer dormirse a pesar de estar muerto de cansancio, etc.
Con un poco de paciencia y buen humor, se la ha ido pasando la indignación, se ha ido acostumbrando a la rutina y todo ha vuelto a la paz y a la normalidad. Y lo mejor, parece que no está enfadado conmigo como el año pasado, al revés, está especialmente pegajoso y tierno, lo que se agradece mucho comparando con los primeros meses de guarde cuando era un bebé. Nos está madurando...
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