La segunda parte de la gripe ha sido de nariz y garganta. Cuando empezó a estar mejor de la tripita y a recuperar el apetito, comenzó con una congestión nasal espantosa y mucha tos. Fuimos a la pediatra, porque aunque seguía sin fiebre alta, la tos sonaba fatal y no podía dormir por su culpa.
La pediatra nos recomendó que usáramos el aerosol 7 días con suero+budosanida+mucosan. Y los supositorios de Tuscalman por las noches para que pudiera dormir (que le podíamos poner cada 6 horas por la noche si era necesario). Por lo demás, lo de siempre, lavados nasales con suero, etc.
El efecto del supositorio la primera noche le duró sólo hasta las 4 de la mañana, pero el resto de las noches, que se le fue ablandando un poco la tos y mejorando un poco, ya duró más, así que sólo le hemos puesto uno cada noche, justo antes de acostarle.
Nunca le habíamos puesto un supositorio, pero es fácil. Le hemos puesto como para cambiarle el pañal, boca arriba en el cambiado con el culo en pompa, y sólo hay que empujar con un dedito. Eso sí, bien dentro, que si no se sale, claro. Y después le apretamos un poquito los cachetes y le cantamos una canción para que no lo expulse y para que se le quite un poco la cara de susto/sorpresa que se le pone.....
Poco a poco ha ido mejorando de esta segunda fase también. Y ahora, como la naturaleza es sabia, duerme como un lirón y come como una lima (hasta el punto de llorar cuando termina las comidas, cosa que nunca hace) para recuperarse. Pobrecito, que mal lo ha pasado, que barbaridad, diez días largos malo. Ahora está como unas castañuelas de lo bien que se encuentra. Eso sí, me falta recuperarme a mi, que voy con unos días de retraso y todavía estoy hecha unos zorros (aunque verle a él bien ya es un punto a mi favor).
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