Hace un par de meses noté que a Mario empezaba a no gustarle mucho la oscuridad. No por las noches, pero si durante el día apagaba la luz de una habitación antes de salir, o si se apagaba la luz del descansillo, le oía quejarse.
No le di mucha importancia, pero poco a poco fui notando que estábamos entrando en una etapa de "mieditis", nada grave, pero de pronto se asusta con cosas que antes yo creo que apenas notaba, la oscuridad, los ruidos fuertes, el agua en la piscina, ciertas personas o situaciones.
De momento hemos optado por no insistirle con que haga cosas que no quiere hacer, simplemente le animamos, estamos con él y lidiamos con cada cosa de una manera diferente, intentando que haga las cosas sin darse cuenta, jugando.
Nos ha funcionado más o menos con todo excepto con la oscuridad. Nos fuimos un fin de semana a Valencia para que repitiera en la playa y al apagar la luz por la noche se llevó un disgusto terrible, a pesar de que estábamos nosotros con él. "No veo, no veo, Mario no ve, susto". Las noches del hotel lo achacamos a que era un ambiente extraño, y lo solucionamos encendiendo la luz de la entrada de la habitación a ratos y hablándole y cantándole.
Pero al volver a casa decía que no quería dormir, y era por la oscuridad. Desde entonces, le acuesto, le canto una canción, y si se queda tranquilo, ya está. Si se asusta, le dejamos la luz del pasillo encendida un rato (con su puerta medio cerrada, es sólo un poco de claridad) hasta que concilia el sueño. Va por días, pero a veces si se despierta a mitad de noche y pide pis (que se desvela más que si pide agua), hay que volver a dejarle la luz encendida un rato.
Lo curioso es que ahora jugamos a veces a oscuras para que se vaya acostumbrando y por el día se lo pasa bien, ya no le asusta. Da pena verles con miedo de verdad, porque yo creo que son las primeras veces que está experimentado ese sentimiento, pero bueno, de momento son ratos y en situaciones muy concretas, con paciencia y mucho cariño supongo que podremos ir superándolo juntos. En la foto la habitación de Mario, de momento ni el osito Carlitos con el que sigue durmiendo todas las noches ni los "frutícolas" (el vinilo de la pared) le acompañan lo suficiente como para ayudarle con el miedo...
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