Dos en menos de 24 horas, y con dos golpes que lo milagroso ha sido que se hiciera sólo dos chichones. Mario me va a matar a disgustos, está más bruto....
El primero se lo ha hecho tirándose del cambiador. En un milisegundo que le he quitado las manos de encima para coger un pañal limpio se ha volteado y se ha caído todo lo largo que es, en pelotillas y boca arriba, al suelo directamente desde el cambiador.
Lo he visto pasar a cámara lenta pero no he podido pararle el golpe, sólo ver el porrazo y tenerle cogido media hora en brazos, abrazado, llorando y soltando quejiditos. Al principio me he asustado, porque he visto que en mi ropa había sangre, pero después de mirarle y tocarle por todas partes, ha resultado que no se había hecho nada. Sólo un chichón en la parte de atrás de la cabeza, con la que ha parado el golpe, y un mordisquito en la punta de la lengua por el susto.
El segundo ha sido porque como últimamente no duerme nada durante el día (desde que empezó a andar, las siestas son una quimera, hay cosas muuuuucho mejores que hacer), a última hora de la tarde está agotado y se vuelve torpe. Eso implica que coordina peor y se cae más. Pues en una de las caídas se ha dado en la frente, entre ojo y ojo, con una balda de estantería. Otro chichón. Pobriño, con este casi ni ha protestado, pero le ha salido el huevo en cuestión de minutos.
En los dos casos le he puesto hielo un rato, pero bueno, por fortuna, no se han puesto demasiado grandes ni feos.
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