Este mes Mario ha avanzado mucho en todos los sentidos. Además de en su movilidad (la velocidad que coge reptando es increíble, se maneja tan bien, que aunque ya sabe gatear no lo hace casi nunca, y cuando está calzado, empieza a ponerse de pie apoyándose en cosas), en su capacidad para coger y manipular objetos con las manos, en su curiosidad, en su interacción con los demás.
Hemos observado dos cosas nuevas. La primera, que hay cosas que ahora le dan miedo de verdad. La que más miedo le ha dado hasta ahora ha sido un abanico. Este verano cuando mi madre lo utilizaba le encantaba, lo intentaba coger y se reía mucho cuando le abanicaba. Pero ahora, no sé que ha visto (supongo que se transforma y no lo entiende), que cada vez que su abu lo saca, se pone a temblar como una hoja, a soltar quejiditos y a esconderse donde puede. Le ha pasado con otras cosas, pero enseñándoselas y jugando con ellas, se le ha pasado. Pero con el abanico no lo hemos conseguido todavía, le da pavor....
La segunda, siente mucho más apego por las personas y por las cosas que antes. Está mucho más unido a nosotros, sabe perfectamente cuándo prefiere estar con papá y cuando con mamá, y si estamos los dos, no puede estar más feliz. Además nos recibe cuando venimos de trabajar montándonos una fiesta, nos ha empezado a acariciar de verdad y a dar besitos babosos, y ahora dice papá y mamá exactamente cuando quiere. Lo mismo le está pasando con sus juguetes o los objetos que descubre, ahora si se los quitas, se enfurruña o te persigue con la mirada hasta que se los devuelves. Es curioso lo rápido que avanzan, porque hace unos días, todo esto no pasaba en absoluto. Tendríais que ver lo "macarra" que se pone cuando le quitamos su patito de la bañera para sacarle del agua...
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