Mario ha tenido estos días sus primeras rabietas. No han durado mucho, pero con lo poco que llora normalmente (y sólo si le pasa algo), se ha desquitado..... Hasta ahora había "sacado carácter" en alguna ocasión, pero nada comparable a lo de estos días.
Las dos que ha tenido han sido por lo mismo: como todos los bebés, no sabe parar. Han sido dos días que lo estaba pasando muy bien por la tarde, que estábamos los tres juntos para jugar, para el baño y para la cena. Y claro, no quería acostarse.
Así que ha empezado protestando un poco cuando le hemos metido en la cuna, ha seguido llorando cada vez más fuerte y ha terminado histérico moviendo brazos y piernas como un enajenado (pero no el molinillo de cuando está contento, esto era mala leche pura porque no hacíamos lo que él quería) y a grito pelado.
El primer día pensamos que le pasaba algo (como ha estado malito a menudo y está con los dientes, pues no nos dimos cuenta) y estuvimos con él en brazos, consolándole y buscando un posible motivo. Pero nos dimos cuenta de que quería o brazos con papá o venir a la cama con nosotros, claro, nos dimos cuenta cuando ya lo había conseguido, no había manera de dejarle después en su cuna. Y así hasta que se durmió agotado mucho más tarde de lo normal.
El segundo día, que ya le vimos venir, me armé de paciencia y me encargué yo de estar con él, pero en su habitación y yo, que era lo que no quería. Así fue un poco terrible (en vez de conmigo parecía que la habían dejado con un asesino en serie, no me quería ni ver y chillaba histérico llamando a su padre), pero lo sobrellevamos.
Después de estos dos días tan malos, a veces ha hecho un amago, pero se resigna en 5 minutos y lo deja. Esperamos haberlo hecho bien, de todas formas nos hemos dado cuenta de que tenemos las tareas muy repartidas y de que por lo tanto, asocia a papá con unas cosas y a mamá con otras, así que vamos a intentar turnarnos en las cosas "buenas" y en las "malas", para que no me tenga que llevar muchos disgustos más como este (que te mire tu bebito como si te odiara en ese momento, que de hecho, un poco sí que te odia, no es plato de gusto).
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