Últimamente hemos notado que Mario empieza a pasar de los biberones. Cada vez juguetea más con la tetina, protesta, se estira hacia atrás. Y en los últimos días si se lo toma bien, lo hace muy rápido y entonces protesta porque se ha terminado.
Así que hemos probado a sustituir el biberón de la cena por una papilla. Nos resistíamos porque da un poco de pena, pero hemos probado. Le hemos preparado una papilla con sus 240 ml de leche pero en lugar de poner los 4 cacitos de cereales que le poníamos al biberón, le hemos puesto 8 cacitos.
Los dos primeros días se la ha tomado en nuestros brazos, luego, como es muy incómodo, hemos pasado a la trona. Y parece, por los gritos y aspavientos que nos ha hecho, que el cambio le ha gustado. Está cenando mucho mejor y sin disgustos.
Por lo que en una semana o así, después de dos días en los que ha vomitado el desayuno casi entero (la verdad es que a Mario los biberones de leche o leche en su mayoría, nunca le han terminado de sentar bien), hemos probado también la papilla en el desayuno. En este caso le hacemos una papilla con 120 ml de leche y 4 cacitos de cereales, y los otros 120 ml de leche se los damos en vaso (no queremos que deje de tomar la cantidad de leche que estaba tomando hasta ahora, con lo que está creciendo, seguro que la necesita). Todo un éxito, no ha vuelto a vomitar y le sienta mucho mejor. Adiós a los biberones, qué rápido va todo.
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