Desde este verano a Mario le gusta mucho pintar con las pinturas (él las llama pintas, en general, a las pinturas, a los folios, a la mesa en la que pintamos), tanto con las de madera como con las blanditas. Siempre dibujamos, pero estos días que ha estado malo y que ha habido que entretenerle 24 horas al día (el pobre lo ha pasado fatal), le he escrito su nombre en una hoja. Y al cabo del rato ha entendido que las letras son su nombre y que significan eso. Así que ahora pide a todas horas que le escribamos su nombre en las hojas y le hace mucha gracia ver las letras y decir Mallo (que es como él dice su nombre). También señala las letras de sus cuentos y dice su nombre, claro, pone lo mismo en todas partes...
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