Mario lleva más o menos un año hablando. Hasta hace bien poco, siempre tenía que "traducir" para los demás lo que decía, porque no construía frases largas, ni pronunciaba las palabras demasiado bien, ni hablaba a un volumen lo suficientemente alto como para que le escucharan sin agacharse (también normal...). De momento optamos por no corregirle y por, simplemente, dejar que se expresara cuando quisiera y como quisiera. Si necesitaba ayuda para comunicarse, yo le echaba un cable.
Pero este verano ha dado un paso de gigante, y de repente le encuentro hablando con cualquiera sin necesidad de traducción, repitiendo palabras y expresiones complicadas a la perfección y construyendo frases completas, con sujeto, verbo y predicado. El otro día me sorprendí corrigiéndole un ponido por puesto, porque cada vez habla con más corrección. Y coloca las expresiones, adverbios y adjetivos cuando debe.
Me hace mucha gracia cuando está jugando con los amigos y les dice "vamos chicos", para darles instrucciones de lo que tienen que hacer. Algunos errores se los estamos dejando, me encanta cuando me dice "sssh, mamá, escucha la pacana" (en lugar de la campana). Pero son muy pocos, cada vez nos cuenta más cosas y le entendemos todo sin necesidad de saber el contexto (está genial, porque nos enteramos de lo que hace en el cole, por ejemplo). Y nos puede explicar lo que le pasa o razonar con nosotros. Ya es una personita.
En la foto lo que hace un par de meses era una "topaya lafula" (misterios de la vida, una moto al principio era una mañá), pero que ya es una cuchara azul (a no ser que le guste mucho, que entonces se entusiasma y sigue siendo lafula). O cucharasssh, porque lleva una semana que habla con la s....
P.D. Problema: ha escuchado algún taco, creo que no en casa porque tenemos mucho cuidado, pero bueno,lo ha aprendido y lo ha repetido, y en el momento justo. Como había entendido jolé, se lo hemos cambiado por olé, guay, mola.. Pero no sé cuánto nos durarán estos trucos.
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