Coincidiendo con el principio de curso Mario ha dado otro pasito más ¡por fin ha decidido que no usa más el orinal!
La verdad es que no ha sido cosa nuestra, sino que como suele ocurrir, ha sido cuando él ha querido. Después de viajar todo el verano con el orinal a cuestas para que no tuviera problemas de estreñimiento (hasta ese punto le llegaba el pánico al inodoro....), el otro día le dio un apretón fuera de casa. En concreto en el estudio en el que hago pilates, que mis chicos vinieron a buscarme y tuvo que pasar allí al baño. Como no le quedó más remedio y además, se quería hacer el importante delante de mi profe, con la que hace muy buenas migas, allí que lo hizo. Y nosotros ojipláticos, claro, como de toda la vida cuando en el último intento parecía que un monstruo iba a salir por el agujero a comerle el culete, porque vamos, nos ha montado siempre unas escenas.
Al llegar a casa escondimos el orinal, de manera que cuando pidió pis, al váter. Esto no tenía mérito, porque el pis lo hace de pie, y de cara no le da miedo, lo hace subido en un escalón y ya hace tiempo que esto está superado. Pero las siguientes cacas ya han sido todas como los mayores, como si nada. Aunque en el cole lo dijimos y la profe nos ha comentado que allí pide orinal, así que a lo mejor el monstruo que había en el baño de casa se ha mudado allí.... o la profe le da menos confianza, porque la verdad es que sienta sin problemas con su escalón pero se agarra bien fuerte. Poco a poco, el caso es que un trasto menos.
En la foto el escalón de Ikea que usamos para el váter y el lavabo, primero fue la versión alta, y ahora esta más bajita que ya le sirve.
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