Tenemos la suerte de que Mario sea un niño bastante cariñoso (suerte porque a nosotros nos encanta, claro), por lo menos con nosotros y obviamente, cuando le apetece a él.
Hasta hace bien poco si le pedías un beso venía y te pegaba la cara para que se lo dieras tú a él. Las raras excepciones eran los ataques de amor que le entraban conmigo de vez en cuando y que me hacían ganarme un "buen morreo baboso" como premio.
Pero últimamente le puedes pedir un abrazo, y ya lo entiende. Y cuando le pides un beso, en muchas ocasiones te lo da a ti en lugar de ponerte la cara. También da algún chupetón de vez en cuando y golpecitos cariñosos (que hay que saber esquivar cuando van a la cara... porque pican).
Lo bueno es que ha ampliado un poco el círculo y ya no se prodiga sólo con mamá y papá, también con los abus y con sus muñecos. Últimamente está muy tierno con todo lo que tenga pinta de bebé o animalito, y se abraza y da besitos. ¿Qué se le pasará por la cabeza?
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