Desde que trajimos a Mario a casa le hemos bañado todas las tardes, primero en la bañerita y luego ya en la bañera grande. Probamos alguna vez la ducha, pero no le pareció nada bien (se asustaba con el chorro de agua por flojo que lo pusiéramos), así que siempre era baño.
Pero este verano, cuando subíamos de la piscina directamente para cenar, le encantaba ducharse con su padre o conmigo y le cogió el gustillo. Así que cuando comenzó el curso, como era más rápido, empezamos a ducharle antes de la cena, a veces sólo, a veces con nosotros.
Estas vacaciones un día que estaba yo sola le volví a bañar. Y le encantó! Desde la última vez ha avanzado mucho en todos los sentidos, así que disfruta con sus juguetes, nada para arriba y para abajo, se sumerge., medio flota, salpica Por lo que el resto de los días de las vacaciones ha disfrutado con sus super-baños relajantes.
Ahora que ha empezado el cole otra vez y vamos con un poco más de prisa los días de diario, hacemos un mixto, y nos duchamos con el tapón de la bañera puesto para que al final pueda disfrutar del agua un ratito. Y la verdad es que se lo pasa en grande, la mayor parte de los días nos cuesta sacarle del baño.
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