Después de unos tres o cuatro días de rutina, Mario ha empezado a ser otra vez el de siempre y nos hemos "reconciliado". Protesta medio segundo cuando le dejamos por la mañana en la guarde, pero el resto del día está feliz como una perdiz.
Lo malo, es que a pesar de haber batido un record (7 días laborables seguidos de guardería sano), ya está malito otra vez. La verdad es que después de todas las Navidades sin mocos, ni flemas, ni tos, ni aerosoles ni nada, en tres días ya empezamos otra vez. Pero de momento se quedó ahí. El caso es que ayer le recogimos al mediodía y nos dijeron que le habían dado arcadas con su puré y que había comido fatal. Mala señal, porque es el día que llevamos puré de casa para que coma su pescadito (merluza con acelgas le tocaba, que es su favorito) y normalmente lo come estupendamente.
Ya le habíamos notado en el desayuno que no le apetecía comer, pero como está otra vez con nuevos dientes, pensábamos que era eso. Pues no, por la tarde fiebre y una noche espantosa. Hemos ido a la pediatra y nos ha dicho que tiene unas placas considerables. Así que antibiótico (amoxicilina) y los cuidados ya habituales para la fiebre, la garganta, etc.
El antibiótico se lo hemos empezado a dar con jeringuilla porque como le duele la garganta traga muy mal, así nos aseguramos de que lo toma entero. Menos mal que le gusta el sabor.
En cuanto a la fiebre, Apiretal y mucha agua, si vemos que le sube muy rápido, alternaremos con Dalsy. Y pañitos de agua fresca o baños si es necesario (que espero que no, lo pasamos todos fatal).
Como siempre que le duele la garganta, la comida más bien fresquita, no le apetece nada caliente. Y cosas que le gusten, sobre todo yogur, frutita, lo que veamos que le va entrando y en los momentos en los que no tenga fiebre, claro.
Poco a poco.
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