Hace ya algo más de un mes que es casi un milagro que Mario duerma algo de siesta durante el día, todo es una pérdida de tiempo que le interrumpe en sus juegos y exploraciones, así que dormir, más todavía.
Durante las vacaciones de Navidad salíamos a dar un paseo por las mañanas y aprovechaba para dormirse durante el paseo. Cosa rara, porque normalmente le encanta la calle y lo va mirando todo, pero en estos momentos, da la sensación de que es lo que menos le molesta perderse. Pero cuando no estamos de vacaciones, no tenemos esa posibilidad.
Lo que ha empezado a pasar, es que por muy cansado que esté Mario, le ponemos el chupete, le metemos en la cuna, se revuelve, se pone de pie y empieza a hacer de todo. Así que la única opción que tenemos es hacer de dudú humano. Que no es lo mismo que dormirle en brazos....
Cuando vemos que el día avanza y que Mario no ha dormido, o justo antes de la merienda o justo después, nos lo llevamos a su cuarto, bajamos la luz, nos quedamos calladitos, le ponemos el chupete y le hacemos literalmente el abrazo del oso. Durante los cinco primeros minutos, protesta y se enfada, pero al sexto se acomoda, te mira con cara de gratitud y se pone a roncar como un bendito.
Para que duerma entre 45 minutos y una hora, es la única solución que tenemos ahora mismo. Y como todavía es muy pequeño y lo necesita para terminar el día en condiciones (si no duerme nada, las últimas horas de la tarde se las pasa lloriqueando y echo polvo), pues es lo que toca, hacer por una temporada de dudú humano...
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