Mario ha tenido un principio de semana complicado, pero el mío ha sido peor (bueno, peor no lo sé, pobre, como no se puede explicar...).
Después de pasar casi todo el mes de Diciembre y la primera semana de Enero en casa entre unas cosas y otras, la vuelta al cole no le ha sentado muy bien. Cuando le dejamos por la mañana protesta un poco, pero antes de que nos vayamos ya se le ha pasado. Luego su cuidadora nos dice que pasa la mañana muy bien y que come estupendamente, como de costumbre. La tarde en casa, bien también, con papá y mamá.
Pero a partir de cierta hora, más o menos después del baño y alrededor de la hora de la cena, sólo quiere brazos con papá y no tolera a mamá cerca. Para nada. Además ha pasado dos noches muy malas con los dientes, y no deja que mamá le coja ni le consuele.
Ya nos había pasado antes, alguna rabieta cuando ha estado enfermo y no le podíamos quitar la fiebre o un dolor, o cuando ha vuelto a la guarde después de muchos días en casa. Y por cómo se comporta, parece que piensa que la responsabilidad es mía. Tanto cuando no le arreglamos algo que le pasa como cuando no quiere ir al cole, se enfada tremendamente conmigo. Sólo conmigo, le echa los brazos a cualquiera (suele ser a papá que es la otra opción, pero ayer fui a buscarle con la abu y ni me miró, le echó los brazos a ella directamente). Qué duro.
Pero bueno, intento que note lo menos posible que me afecta, le sigo hablando igual, le canto, no le fuerzo a que esté en mis brazos pero me quedo cerca. Si se pone muy tirano, le ignoramos lo más posible. Bueno, lo típico que se supone que se debe hacer ante las rabietas. Pero claro, como es tan pequeño, tampoco tenemos muchas herramientas para tratar con él cuando se pone así. Paciencia, tampoco se me ocurre mucho más. Espero que como otras veces que le ha pasado sea sólo unos días.
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