Ha llegado el calor de verdad y han abierto la piscina de casa, por lo que Mario se ha pegado ya sus primeros baños. No sabíamos si le iba a gustar la piscina, el año pasado le encantaba pero era muy pequeño, y este invierno ha pasado una racha rara con el baño aunque ahora le encanta.
Pues lo de la piscina es una auténtica locura. Desde que bajamos hasta que nos subimos tenemos que estar dentro del agua o como mínimo, en contacto con ella (es decir, en el bordillo chapoteando). Se tira, bucea, flota. Todo agarradito a papá o a mamá, pero si dejar de reirse y disfrutando como el que más. Tenemos que escaparnos un rato y localizarle un flotador, le va a encantar estar el solo en el agua.
Lo único malo, los enfados cuando le sacamos del agua, cuando pretendemos estar un rato en el césped a la sombra y no pegados al agua, y cuando nos volvemos a casa.
Además tenemos que organizar bien el tema del sol, porque Mario es muy blanquito y con tanto rato en el agua, se nos quemaría. Le ponemos crema por todo el cuerpo un rato antes de bajar y le estamos bañando con pañal-bañador, camiseta y gorro por las mañanas, o sólo con el pañal en la zona de la piscina en la que da la sombra ya bien entrada la tarde. La verdad es que es una gozada verle tan feliz a pesar de que a nosotros nos van a salir branquias este verano..... y de que yo soy un poco friolera y acabo helada en el agua!!
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