A Mario le trajeron los Reyes un "bólido", el típico coche para ir con las piernas a los lados correteando. Se lo guardamos en el trastero y cuando cumplió un añito y ya le empezaron a llegar los pies al suelo en condiciones, se lo subimos a casa. Durante mucho tiempo ha sido uno de sus juguetes preferidos, lo lleva y lo trae por toda la casa tirando de él, arrastrándolo, en volandas. También se levanta el asiento, así que es un escondite estupendo para todo tipo de tesoros. Pero sólo se subía en él si alguien le empujaba o tiraba, vamos, casi nunca.
Este verano, empezó a subirse él solo (y a bajarse como podía), pero se pillaba unos mosqueos de impresión porque sólo sabía andar hacia atrás. Un misterio, porque lo hacía estupendamente, pero no había manera de que se moviera hacia delante. Se lo intentamos enseñar de mil maneras diferentes, pero como no le salía, todo eran disgustos. Así que no insistimos, lo cogía cuando quería y optamos por ignorarle y dejar que fuera marcha atrás o a la pata coja, como él quisiera.
Y por fin hace unos diez días, la cosa ha empezado a funcionar, y ya vamos para delante. Y para los lados, y cogiendo curvas, y dando saltitos. Vamos, que está hecho un Fitipaldi. ¿Qué les hará click en la cabeza con ciertas cosas? Es un misterio.
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