Con el calor que hace, y teniendo piscina en nuestra nueva casa, ha sido obligado hacer una prueba y bañar al gordito. Todo un éxito.
Hemos bajado al despertar de la siesta. Le hemos cambiado su pañal por un pañal-bañador de los que venden en Decatlon, le hemos puesto una camiseta (a pesar de la crema protectora para el sol, a las 18.00 todavía pica, así que mejor prevenir) y un gorrito de ala ancha y al agua patos. Como le encanta la bañera, flotar, salpicar y chapotear, le ha encantado la piscina.
Lo único es que le llevo más sujeto porque todavía es muy pequeño y no queremos que le entre agua en los oídos o que la trague, cosa que en la bañera no nos preocupa. Los bichos, cuanto más lejos mejor.... Pero bueno, agarradito, ha estado en vertical, boca arriba y boca abajo. Lo que más le molesta con diferencia: el sol en los ojos. Pero ni que el agua esté fría, ni que le salpiquen otros niños ni nada. Eso sí, ha estado todo el rato muy serio, muy digno.
Cuando le hemos sacado, le hemos mojado un poco la cabecita debajo de la ducha, y también le ha gustado. Luego ya, a la sombrita, a secarle bien y a merendar su superbibe. Y un buen rato de juegos en la toalla.
El resto de la tarde ha estado muy contentito y hoy ha dormido estupendamente. Qué gusto!
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