Llevábamos tres días en los que Mario había decidido no comer. Nada. La toma que mejor ha hecho ha sido de unos 100 ml. Y estábamos empezando a preocuparnos, porque no parecía que tuviera intención de dejar en ningún momento la huelga de hambre. Al final después de mucho observarle hemos intuido que son dos cosas: la mudanza y el calor.
Con el tema de la casa no hay mucho que hacer, ya tenemos una rutina más o menos normal, por fin (adiós a las cajas y hola a los muebles), y poco a poco Mario se tendrá que acostumbrar a que vivimos aquí ahora. Le paseamos mucho por las habitaciones, le vamos enseñando todo, y suponemos que un tiempo se acostumbrará.
En cuanto al calor, nos han funcionado varias cosas:
- Hemos pasado a la tetina de flujo 2, porque con la de flujo 1, que usaba desde recién nacido, se le perlaba la frente de sudor con la succión. Ahora no le cuesta nada succionar, las tomas son más cortas y más rápidas, y lo único es que traga más gases y tenemos que tener cuidado con eso ahora que ya está un poco mejor de la tripita, no vayamos a fastidiarla.
- Le preparamos los bibes con agua muy templadita, casi sin calentar. La verdad es que Mario no los ha tomado muy calientes nunca, pero ahora menos.
- Antes de cada toma le lavamos con una esponjita y agua fría para refrescarle, y le ponemos un poco de colonia (usamos siempre la de Sebamed) para que no tenga sensación de calor al empezar a comer.
- Si vemos que la toma se alarga y que todos empezamos a sudar, hemos probado a darle el bibe recostado en el cojín de lactancia encima del sofá, o en la hamaquita, y le gusta, porque así no le damos calor con nuestro cuerpo.
Con todo esto, poco a poco ha empezado a comer mejor. Aún así, las tomas de la tarde-noche, las hace mejor que las de las horas centrales del día, supongo que estará más fresquito y le apetecerá más comer.
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