sábado, 18 de junio de 2011

Obsesión y vómitos

Estos días Mario ha aprendido a darse la vuelta él solo y así ponerse boca abajo. Para él ha sido un triunfo, porque llevaba ya unos días cogiendo todo el impulso del que era capaz con las piernas para voltearse, pero como no sabía sacar los brazos de debajo del cuerpo, se quedaba a medias y muy incómodo, por lo que más de una vez no sabía "desliarse" sin ayuda, la mitad del cuerpo para arriba y la otra mitad del cuerpo para abajo.
Por lo que ahora es feliz como una perdiz y cada vez que le sueltas en posición horizontal, pum, se da la vuelta. En la manta de juegos no hay problema, pero lo hace en la bañera, cuando la vas a cambiar el pañal, cuando tiene que dormir, etc. Vamos, que como dirían los de Les Luthiers, se nos ha "oksesionado". Ya le había pasado antes, cuando aprende algo nuevo, se agota repitiéndolo una y otra vez (debe ser muy emocionante), pero esta vez está siendo exagerado.
Y esto nos plantea dos problemas. El primero, tenemos que estar pendientes porque todavía no sabe darse la vuelta en sentido contrario (obviamente), así que protesta cuando se cansa y quiere que le demos la vuelta. Además el pobre todavía no sabe descansar, así que todo el rato que pasa boca abajo lo hace con la cabeza levantada.
El segundo, y el peor, como también lo hace cuando le acostamos, por las noches nos vomita la cena. Al estar boca abajo con la tripita apretada es inevitable. Le hemos rodeado de cojines y peluches para intentar que no se dé la vuelta, pero siempre encuentra un hueco y se pone boca abajo, en muchos casos con los cojines y peluches encima de su espalda..... Entre los esfuerzos y la postura, lo vomita todo. Y encima nos preocupaba que se durmiera boca abajo, porque muchos días le acaba venciendo el sueño en esta postura. La pediatra nos ha tranquilizado y nos ha dicho que no hay problema, que ya tiene edad para que no nos preocupemos (levanta la cabeza y la sujeta sin problemas, nos avisa si le pasa algo, etc).
Eso sí, todos los días tenemos vómitos, por lo menos después de la cena cuando le acostamos, lo que supone unos cuantos cambios de ropa de cama. Aunque siempre hemos sido muy escrupulosos con la limpieza de las sábanas (nos es agradable dormir sobre un reflujo, un montón de babas o vomitado), hemos empezado a darle a las sábanas doble uso: si vomita, la cabeza en los pies y los pies en la cabeza, y si vomita una segunda vez, ya se la cambiamos. Porque si no, se nos acaban los cambios.
A ver si descubre otra cosa nueva con la que obsesionarse....

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