Desde que estaba embarazada cada vez que hemos ido a comprar algo para Mario, hemos seguido la misma premisa: que nos dure lo más posible, que de verdad sea necesario y que sea sencillo.
Las dos primeras cosas son cuestión de pensar un poco, de ser previsor y de buscar. Pero la tercera, ha resultado ser la más complicada.
A veces parece que las cunas, las sillas o las tronas las diseñan personas que no han visto un bebé en su vida. En las tiendas hoy en día encuentras cosas "superespectaculares", pero no siempre responden a las necesidades que tienen los niños o que tenemos los padres. Eso sí, te las cobran....... la palabra bebé es como la palabra boda, incrementa en un 100% el precio de cualquier cosa. Y encima en muchos casos son productos pensados para una etapa muy corta del niño que te obligan a comprar uno nuevo en poco tiempo.
Al final cuando te empeñas en que quieres algo sencillo y duradero, la compra se vuelve imposible. Y es que cuando encuentras cosas más o menos sencillas, que sirven para lo que sirven durante bastante tiempo y ya está, parece que asocian esa idea con barato y de mala calidad. Hemos visto sillas de paseo y tronas que parecen de juguete, de plástico o madera duros, con diseños muy poco cómodos y sin embargo, frágiles.
Si nos hemos empeñado, al final hemos ido encontrando más o menos alternativas intermedias, pero no debería costar tanto encontrar cosas sencillas, es una pena que nos compliquen tanto la existencia. Y no sería tan difícil si los fabricantes lo pensaran bien.
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