miércoles, 4 de abril de 2012

Sociable

Mario ha tenido una racha en la que los desconocidos no le gustaban demasiado. Si se quedaban lejos, los miraba mucho y no decía nada, pero si se acercaban demasiado, normalmente lloraba. Les miraba mucho (le puede la curiosidad), pero llorando y soltando algún quejido si intentaban alguna interacción.
La verdad es que suponíamos que era una etapa, así que no le dimos ninguna importancia. Si era por la calle, pues el desconocido se iba y a Mario se le pasaba. Si habíamos ido a casa de alguien o alguien había venido a vernos a nosotros, con dejarle a su ritmo, se acababa acostumbrando a quien fuera (algunas veces incluso hacía un amigo nuevo) y no había mayor problema, sin grandes confianzas, pero por lo menos sin disgustos una vez pasado el inicial.
Pero últimamente Mario se va con cualquiera, por norma general, va saludando a todo el mundo, hace caída de ojos, suelta sonrisas por doquier. Es muy gracioso, excepto con gente muy concreta con la que sigue llorando (las mujeres con melena suelta no le molan nada, será por el contraste conmigo),  se hace amigo de cualquiera en un momento. El otro día hasta le ofreció el chupete a un amigo nuestro que había venido a comer a casa con nosotros.... Y como ahora le encanta el parque y quiere salir a la calle en todo momento, pues intenta camelarse a todo el mundo para que se lo lleven con él cuando se van de casa. Como dice el abu, éste es un listo.

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