Cuando Mario cumplió dos meses nos pareció que le iba a ir mejor comer cada más horas. La verdad es que por el día le estábamos dando su toma cada tres horas, pero por la noche, aguantaba las cuatro horas perfectamente (desde que tenía una semana!). Y como siempre ha estado liadillo con el estomágo, primero con los reflujos y luego con los gases, la verdad es que nos pareció mejor intentar que le descansara algo más entre toma y toma.
Ha ido estupendamente, le damos de comer cada cuatro horas todo el día (por la noche dejamos que sea él el que pida, pero suele ser cada cuatro horas, no aguanta mucho más) y está mejor del estómago, parece que descansar más entre toma y toma le sienta bien. Eso sí, hemos empezado a preparar sus biberones de 180 ml, porque hay tomas en las que si no, se queda con hambre.
Cuando digo que empezamos a prepararle los biberones de una determinada cantidad (antes y ahora), no significa que siempre se los termine, significa que se los preparamos porque a veces lo hace. Y como es bastante irregular con las comidas, preferimos tirar leche en algunas tomas en lugar de tener que preparar un biberón de emergencia de 30 ml en otras (que le corta el rollo bastante...).
Así que ahora le ofrecemos biberones de 180 ml para desayuno (entre las 8 y las 10), comida (entre las 12 y las 14), merienda (entre las 16 y las 18), cena (entre las 20 y las 21), recena (entre las 23 y las 0) y la toma de madrugada cuando él la pide, que suele ser entre las 4 y las 5 de la madrugada. Al principio sólo se terminada uno o dos biberones y progresivamente ha ido terminando más.
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