Como ya os he contado en alguna ocasión, hasta las 6 semanas Mario pasaba en la cuna todo el tiempo que no estaba en brazos para las tomas y demás. A partir de ahí, hemos empezado a ponerle en la hamaquita algún rato por las mañanas, más que nada para tener un poco más libertad y que me pueda duchar, o hacer la cama, tranquilamente. Le dejo en la puerta de la habitación en la que estoy y le voy contando lo que hago, cantando, enseñanado las cosas.
Pero ahora ha dado un cambio más, y es que por las tardes ya no quiere estar en la cuna de ninguna manera. Mario llora muy poco, normalmente sólo si le pasa algo, y no es un niño de rabietas. Pero protesta y saca su carácter. Así que después de la toma de la comida, reposa un poco en el sofá a 45 grados, se echa la siesta en nuestra cama y el resto de la tarde hasta el baño la pasa en la hamaquita. De momento en la posición más horizontal, se entretiene jugando con el arco de juegos de la hamaca, que tiene unos muñequitos que le gustan mucho (excepto el primer día que se los pusimos, que le dieron un poco de susto) o con algún otro de sus juguetes preferidos: una jirafa que encanta y las anillas de colores. Depués del baño, le ponemos encima de un cojín en el sofá con nosotros un ratito, y ya le toca la cena e irse a dormir.
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