Ya desde que están en la tripa de sus madres, los niños sufren el dichoso hipo. Cuando estás embarazada, hasta te hace gracia, notas cada hipo y es una sensación muy peculiar. Pero cuando nace tu niño y le da el hipo tropecientas veces al día, ya no es tan tierno...
A Mario le da, desde el día que nació, durante o justo después de las tomas. Si es durante, normalmente con un poco de succión se le quita. Pero hay que tener cuidado de que no se atragante.
Si es justo al terminar, normalmente le da cuando consgiue echar un gas (a veces tiene hipo-eructos un buen rato). A veces es un ratito, y a veces le dura mucho, y cada hipo acaba siendo un quejidito porque termina harto. No hemos encontrado una solución universal, pero hay algunas cosas que suelen funcionar:
- Succión, en este caso con el chupete.
- Si con el chupete a secas no para, lo impregnamos con un par de gotas de sacarina líquida.
- Si sigue sin funcionar, le cogemos en brazos, en vertical, y le damos un masajito presionando suavamente su espalda, especialmente por la zona alta y donde están los omóplatos.
Y si nada de esto funciona, pues a sufirir con él hasta que se le pasa. Recién nacido, podía tener hipo hasta 7 u 8 veces al día, ahora está alrededor de 4 ó 5, así que por lo menos, vamos mejorando.
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