Ahora que Mario se pasa todo el día moviéndose, hemos llegado a una configuración del salón, colocando los muebles de una determinada manera como "obstáculos" que nos permite estar tranquilos y dejarle a su aire (no puede pasar hacia la lámpara de pie, que la zarandea y se le puede caer encima, a los libros de los estantes bajos, que se los come, ni a las zonas donde hay cables). Lo único que tenemos protegido de manera permanente son los enchufes y las esquinas de la mesa de centro para que no se las clave. Y la puerta siempre cerrada para que no se escape y para que no juegue con ella y evitar que se pille los dedos. Parece que la obsesión por los cajones se le está pasando (aunque los que están bajos no tienen nada que pueda ser peligroso si lo coge).
Aún así, como es muy bruto, ya hemos tenido varios sustos porque intenta andar sin apoyo y se cae de cabeza, normalmente para atrás. No tiene mucho sentido llenarlo todo de cojines, porque no tenemos tantos y siempre se cae en el hueco. Pero al final hemos encontrado la solución: venden en Decatlon unas planchas de tatami cuadradas que se encajan unas con otras como unas piezas de puzle. Salen muy económicas y las hemos puesto en la zona del salón por la que Mario se mueve. Cuando se cae, le amortiguan un poco el golpe, aíslan un poco del frío del suelo de cara al invierno, se limpian fácil y además tiene más adherencia que en el suelo de parqué, por lo que se resbala menos al moverse incluso si sólo lleva los calcetines (tiende a quitarse las zapatillas de estar por casa para moderlas...).
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