Desde que Mario nació solo vemos algo de televisión por las noches cuando ya está acostado. En primer lugar, porque el resto del día no tenemos tiempo. Y en segundo lugar, porque desde que es muy pequeñito si la tele está encendida actúa como un imán para él: es incapaz de quitarle los ojos de encima incluso si está justo detrás suyo, gira la cabeza como si fuera la niña del exorcista).
Como no nos parece muy adecuado para un niño tan pequeñito (ni siquiera unos minutos, lo que le faltaba a Mario), pues hemos optado por tenerla siempre apagada. Es increíble, parece que le están hipnotizando!! Pero se queda atento como si entendiera todo lo que está viendo escuchando, la carita que pone es supercuriosa. Siempre le han encantado los cuadros y las ventanas, es lo que más mira en una habitación (además de las estanterías con libros, se puede entretener ratos larguísimos simplemente mirando), así que supongo que la tele será para él una versión animada de lo mismo.
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