Revisión y vacunas de los 15 meses

Parecía que faltaba mucho para que pasaran los tres meses entre la anterior revisión de Mario y ésta.... y ya han pasado!!!

La revisión ha ido bien, Mario sigue en el percentil 50 de peso y en el 90 de estatura. Y está sanote. Le hemos preguntado por la vacuna de la varicela a la pediatra ya que la pasó en Noviembre, pero nos ha recomendado que se la pongamos.

Así que esta vez han sido tres picotazos (la triple vírica se la pusimos adelantada, a los 12 meses): varicela, meningitis y neumococo. Se ha portado como un valiente, sólo ha llorado un momento (bueno, y un poco al entrar y ver a la enfermera porque ya se ha dado cuenta de que no estábamos allí para nada bueno, no hay quien le engañe a estas alturas) y ya está. Por lo menos estas vacunas, si le dan reacción, será en las primeras 48 horas. Lo del efecto retardado de la triple vírica a mi me estresa un poco, 10 días pendiente de cómo está por si acaso...

Actualización: Un poquito de fiebre en las primeras 24 horas, y una reacción local muy fuerte en una de las piernas. Un bulto rojo, duro y caliente que ahora se está amoratando y le duele bastante. Hielo y paciencia, pobrecito.

Mordiscos

De momento nos hemos librado, pero una compañera de Mario en la guardería ha comenzado a morder a sus compañeros. Ya hemos coincidido dos días con padres que al recoger a sus hijos se han encontrado con la desagradable sorpresa de que les faltaba un pedacito de carne y que se iban con la marca de una dentadura completa.

Un día que hemos podido hablar con la profe (educadora, cuidadora, como queráis) de Mario tranquilamente a la salida nos ha comentado que con niños tan pequeños es difícil corregirlo allí, porque no se puede razonar con ellos, ni explicarles las consecuencias de sus actos para los demás. Tampoco se les puede castigar de ninguna manera que ellos entiendan... Nos decía que el problema es que en algunas casas se juega "pegando" y "mordiendo", que se le ríe la gracia al niño cuando tiene un comportamiento de este tipo, y que luego es muy difícil que entienda que no lo puede hacer con sus compañeros. La verdad es que cuando le salieron a Mario los primeros dientes, en casa nos mordía jugando alguna vez, pero como siempre le dijimos que eso no, que hacía pupa, y le enseñamos que se daban besitos, sin dientes, pues no se ha vuelto a repetir. Y lo de los manotazos, que era sobre todo en la trona, parece que de momento también está corregido.

De todas maneras, hemos aprovechado para preguntarle a Clara ya que no tenemos muchas ocasiones de verle con otros niños para saber cómo se comporta. Nos ha dicho que es muy respetuoso, que no les quita los juguetes a los demás (al contrario, cuando sabe que algún compañero le gusta alguno en concreto, se lo lleva), que no se mete en líos ni en peleas y que suele ser bastante independiente, a lo suyo. Supongo que por todo esto, de momento se ha librado, pero espero que los padres de esta niña poco a poco le hagan comprender que no puede comportarse así, porque me daría mucha pena traerme a Mario un día a casa con semejante mordisco. Y además los últimos días no se ha quedado nada contento en el cole (entre el virus y los dientes, no está en su mejor momento y quiere a papá y a mamá, claro), así que ya sería lo que le faltaba. Cruzaremos los dedos....

Cenas sólidas: segunda etapa

Como os contaba en la entrada anterior, llegó un momento en el que Mario ya no quería nada que se pareciera a una crema o a un puré. Simplemente nos cerraba la boca y se quedaba esperando a otra cosa, porque hambre sí tenía (el desencadenante fueron las croquetas, se le abrió un mundo nuevo de posibilidades cuando vio que las podía comer él con sus propias manos). Desde entonces las cenas ya son sólidas por completo y el postre consiste en yogur y/o fruta, porque la papilla de cereales también ha pasado a la historia. Cosas que hemos probado hasta ahora:

• Tortilla de patata (se vuelve loco, se la come él sólo con las manos y celebra cada bocado). Acostar en la cuna a un gordito con pijama azul de rayas, todo tierno y oliendo a tortilla con cebolla es surrealista....
• Ensalada de tipo campero o ensaladilla rusa.
• Pechuga de pavo en lonchas y jamón de york.
• Salchichas de pavo o pollo (se las hacemos en el estuche de vapor al microondas).
• Empanadillas y empanada hechas en casa con diferentes rellenos.
• Hojaldres y pasteles al horno caseros (otro día os pongo las recetas, se hacen muy rápido y es una manera muy fácil de que coman de todo).
• Arroz con tomate (el primer día gestionar más de un grano de arroz en la boca a la vez se le hizo un mundo y su cara era un poema, pero le está cogiendo el truco poco a poco y le gusta bastante) y pasta con tomate.
• Pescados a la plancha, hervidos o al horno. Con limón o aliñados, más bien fresquitos (como todo en general), le gustan mucho.
• Barritas de merluza, pesquitos y nuggets (para de vez en cuando, le encantan).
• Verduras aliñadas o rehogadas, espinacas con bechamel.

Y en estas estamos, yo creo que ya no le queda casi nada por probar y le gusta más o menos todo. Vamos, que cena mucho mejor que nosotros.....

Cenas sólidas: primera etapa

A primeros de Marzo empezamos a cambiar las cenas de Mario poco a poco, y después de este tiempo sólo puedo decir que ha sido todo un éxito. Por fin ha subido de su no-llega-a-percentil 50 y ha rellenado sus mollitas en condiciones.

En la primera etapa, que duró más o menos un mes o mes y medio, le dábamos primero algo semisólido o sólido con un poco de pan (blanco o integral, natural o de molde, hemos ido alternando) o alguna galleta salada (las tipo Tuc le encantan) y a continuación más o menos la mitad de la papilla de cereales que había tomado hasta el momento como cena.

¿Qué ha tomado en esta época para cenar? Ejemplos:

• Purés muy poco pasados de verduras y hortalizas. De esta manera hemos ido introduciendo cosas que todavía no había probado (espárragos trigueros, guisantes, tomate, cebolla, espinacas). Normalmente preparábamos el puré con verduras y hortalizas, algo de fruta (manzana, naranja, limón, aguacate, etc) y algo de lácteo (leche, quesito o yogur). Otro día os pongo alguna receta.
• Puré de patatas solo o mezclado con alguna otra verdura u hortaliza (calabacín por ejemplo).
• Quesos blanditos, mantecosos y de untar.
• Huevo pasado por agua o tortilla francesa desmenuzada. Fue la manera de introducirle el huevo completo ya que hasta los 12 meses sólo había tomado yema de huevo cocida. El huevo pasado por agua es una de las cosas que más le gustan en este mundo, de hecho, siempre llora cuando se le termina. Y eso que le ponemos cantidades industriales de barquitos de pan dentro para que dure más.... Lo hacemos en el microondas, entre 30 y 35 segundos es suficiente.
• Croquetas de pollo, pescado o jamón. Las primeras veces le dábamos el relleno con una cuchara, pero terminó comiéndolas enteras él solo y a dos manos. De hecho fue la primera vez que cenó él solo sin nuestra ayuda, un día que tocaban croquetas.

Más o menos a finales de Abril, Mario empezó a rechazar las cenas (y unos días después las comidas) tipo crema o puré y a celebrar con palmas y chillidos cualquier otro tipo de alimento sólido. También empezó a enfadarse de verdad cuando nos veía comer cosas que no le ofrecíamos.... Así que hemos empezado una segunda etapa de masticar en serio y de guarrear completamente, porque además de querer "comida de verdad", el gordito también quiere comerla solo. La verdad es que compensa, porque limpiamos más pero cada vez es más cómodo, ya casi no preparamos comida especial para él. Todo esto lo cuento otro día.

Ayuda en casa

Cuando Mario empezó la guardería y yo me reincorporé a mi trabajo, cuando empezamos a ponernos malos una semana sí y otra no, la verdad es que limpiar la casa era una de las cosas que más cuesta arriba se nos hacía. Nunca encontrábamos el momento y pasaban los días sin tiempo ni ganas (ni fuerzas) de hacer casi nada. Pero claro, con un gordito todo el día arrastrándose por el suelo y llevándose todo a la boca, es cuando más obsesión te entra por la limpieza.

Después de hacer cuentas, decidimos que lo que no estamos gastando en salir, viajar, leer, ir al cine, etc; bien se podía invertir en tener algo de ayuda en casa. Y llamamos a Aurelia, que nos ayudó a limpiar la casa después de la obra cuando yo acababa de enterarme de que estaba embarazada, para que viniera una tarde a la semana a casa, tres horas, a quitarnos "lo gordo".

Se me hacía un poco raro no encargarme yo misma, pero unos meses después puedo decir que es probablemente el dinero mejor invertido del mundo. Mientras nos podamos permitir este gran lujo, una cosa menos, que con los trabajos fuera de casa y dentro de casa, cualquier ayuda es poca.

Exantema vírico

Ese ha sido hoy el diagnóstico en Urgencias, con la buena racha que llevábamos hemos tenido que ir al recoger hoy a Mario de la guardería porque no nos daban cita en ningún pediatra hasta dentro de tres o cuatro días y no tenía muy buen aspecto.

La semana pasada estuvo muy tontorrón toda la semana, muy mimoso, llorón y exigente. Lo achacamos a los dientes, igual que su falta de apetito, las malas noches, el catarrillo que tuvo (algo de tos, mocos y legañas, le pasa siempre con los dientes), y las cacas raras. Este fin de semana ha tenido fiebre, pero no muy alta (rondando siempre los 38) por lo que habíamos dejado que todo siguiera su curso. Vigilando de cerca, pero casi convencidos de que era un diente.

Esta mañana se levantó my contento porque por fin había dormido del tirón. Tenía un poco de sarpullido en las mejillas, pero le pasa a veces por las babas ácidas. Y al recogerle en la guarde nos han dicho que se lo había pasado genial y que había comido muy bien. Pero al verle a la luz del sol nos hemos dado cuenta de que tenía un sarpullido enorme por todo el cuerpo, muy rojito. Y parecía que le picaba un poco.

Así que como no conseguíamos cita en ningún pediatra, nos hemos ido al hospital. Parecía que se encontraba mejor que estos días, pero la verdad, nos temíamos un sarampión.

El pediatra nos ha explicado que es también un exantema pero mucho más leve que el sarampión, causado por otro virus que es muy normal en esta época del año y en niños pequeñitos. Si hubiera sido un sarampión, serían estos síntomas pero todos mucho más graves, y menos mal que le adelantamos la vacuna y se la pusimos a los 12 meses, por lo que es muy improbable que sea este virus.

Nos hemos venido más tranquilos y con la recomendación de seguir como hasta ahora pero vigilando que no le pique mucho, si fuera así, podríamos darle un antihistamínico que nos ha recomendado, pero espero que no haga falta, no se le ve muy inquieto, por lo menos hoy.

Pobrecito, por eso estaba tan insoportable estos días, por el virus dichoso (que por cierto, nos ha dicho el médico que le ha juntado con dientes, porque es verdad que le está saliendo uno nuevo). Como siempre, se pone malo con cada diente.

Cuna móvil

Mario durmió los primeros meses con nosotros, en una cuna pequeñita que poníamos pegada a nuestra cama. Luego le pasamos a una cuna más grande en su habitación sin ningún problema. Cuando comenzó la guardería y empezó a ponerse malo, las noches malas acababa casi siempre con nosotros, en nuestra cama. 

Si no paraba de llorar o no podía dormir, por lo menos estábamos todos más cómodos. Y si en algún momento podíamos dormir, estábamos todos más tranquilos, él porque estaba con nosotros y nosotros porque oíamos su respiración, su tos, notábamos si le subía la fiebre, etc.

Ahora, con 80 cm y casi 12 kg, y sin parar de moverse un momento, dormir todos juntos es una utopía. Pero menos mal que la cuna que compramos para su cuarto es muy ligera y cabe por las puertas. La verdad es que no lo pensamos cuando la compramos, ha sido casualidad. 

Cuando prevemos una noche mala porque está malo o está con los dientes, movemos la cuna y la pegamos a nuestra cama. Y se nota muchísimo, dormimos o descansamos todos, dentro de lo posible, mejor.

Culete escocido

Esta semana ha sido un poco tonta, entre el calor y que estamos esperando al octavo diente de Mario (el cuarto de la encía de abajo). Con las dos cosas a la vez se le ha escocido el culete un poco más de lo normal.

Seguimos utilizando toallitas de caléndula y agua tibia para limpiarle, una toalla suave para secarle y la crema de Calenduflor. Pero para ir alternando (yo misma tengo muchos problemas de piel y sé que si usas el mismo producto siempre acaba por no hacer el efecto que hace normalmente, siempre está bien tener dos o tres alternativas para irlas turnando) hemos probado diferentes muestras que teníamos de crema de culete. Y nos ha gustado mucho la de Avene, le ha hecho mucho bien. 

Así que de momento vamos alternando estas dos, teniendo mucha higiene, cambiando el pañal a menudo (Mario bebe mucho y hace mucho pis), etc. Y a ver si sale el diente de una vez....

Magdalenas caseras

Para 24 unidades de tamaño medio, batir con la batidora 200 g de azúcar (blanco o moreno) y 2 huevos. Añadir medio vaso grande de leche (de la tipo 3), medio vaso grande de aceite de oliva, la ralladura de un limón y la ralladura de una naranja. Batir de nuevo. Añadir después 50 g de maicena, medio sobre de levadura y una pizaca de sal. Batir de nuevo. Por último, añadir poco a poco y mezclando con una espátula 200 g de harina.

Llenar los moldes de papel a un tercio de capacidad y hornear a 250º durante 10 minutos con el horno precalentado.

Estas son las sencillas y a Mario le encantan, tanto secas como bien mojadas en leche, para el desayuno o para la merienda. Pero se les pueden añadir otras cosas: unos trocitos de fruta (con fresa salen muy buenas), un poco de canela o vainilla, etc.

Actualización: Se me olvidaba, se conservan estupendamente en bolsitas de plástico con un nudo, nosotros las ponemos de 4 en 4 y duran algo más de dos semanas sin ponerse duras.

Descalzo

Estos días de calor las zapatillas de estar por casa de Mario, botitas de invierno, se nos hacían insufribles. Así que probamos a dejarle en calcetines, pero claro, resbalaba mucho y se caía con demasiada facilidad. Por lo que probamos a dejarle descalzo por casa. Hmmmmm, experimento interesante. 

De primeras, no quería tocar el suelo con los pies y lloriqueaba. Luego empezó a hacer pruebas, pero no le convencía mucho y se ponía como de puntillas o prefería gatear.

Al final se a acostumbrado y parece que hasta le gusta, pero se le ve más cómodo con las chanclas agarradas que le hemos comprado para casa.

Talla intermedia y compras de verano

Hemos tenido que hacer unas compras de urgencia porque Mario no tenía casi compradas cosas frescas y con los 33 grados de estos días, en casa iba con un body pero por la calle no teníamos casi qué ponerle.

El problema ha sido que la ropa de bebé de muchas marcas y tiendas es hasta la talla 12-18 meses, que le queda pequeña, y la talla más pequeña de niños suele ser la de 24 meses o 2-3 años, que a veces es un poco grande.

Al final le hemos comprado todo de estas tallas, y si le quedan las cosas un poco grandes, se las secaré en el secadora, que siempre encogen un poco. Y dentro de un mes o mes y medio, ya le estarán perfectas al ritmo que va.

De momento le hemos comprado ropa de trote, pantalones cortos de tipo chandal (los de algodón blanditos son los más cómodos, hay bermudas muy monas pero tipo vaquero o de telas más tiesas, que dan más calor y son más incómodas para ellos), camisetas con mangas y sin mangas (sin cuellos, por lo mismo, dan calor y se mojan con las babas), calcetines finitos y un calzado tipo chancla pero agarradito al tobillo para estar por casa. Nos ha dado pena, porque los típicos petos para poner sin nada debajo, que son tan bonitos cuando son pequeños, ya no los hay en la zona de niños, sólo los ponen en la zona de bebés. Pero bueno, es que se nos hace mayor.... Nos falta buscarle alguna cosilla más, pero para estos días el problema está resuelto, por lo menos irá más fresquito.

Kit de supervivencia para parques

Por fin ha comenzado el buen tiempo, el problema es que ha llegado en forma de verano adelantado. Después de muchas semanas sin casi poder pisar el parque (justo cuando habíamos empezado a probarlo), ya podemos ir todos los días para la gran felicidad de Mario. Pero ahora, pasadas las 19.00, porque antes es imposible cib este calor.

Ya tenemos en el bolso el kit de supervivencia:

• Crema de ISDIN pediátrica, para proteger cara y antebrazos.
• Gorro con ala ancha, con las cintitas que nos ha cosido la abu para atarlo por debajo de la barbilla y que no se caiga todo el rato.
• Botellita de Dora la Exploradora para llevar agua fresca. No nos hace falta vaso porque Mario ha aprendido a beber directamente de la botella y no quiere el vaso para nada cuando se pone en plan "aventurero".
• Cubo, pala y rastrillo, en realidad lo más importante, porque excavar es hora mismo la pasión de Mario y no se puede abusar eternamente del resto de niños, que siempre se nos olvidaba....

Y a disfrutar. Hasta que toca irse para el baño, que el gordito a pesar de estar agotado (después de un ratito, que todavía es muy pequeño y se cansa mucho) se revuelve siempre porque le parece demasiado pronto.... 

Bailando

En casa siempre hay música puesta, cantamos mucho y también somos bailones. A Mario le encanta desde pequeño que pongamos música, que cantemos, y que le cojamos en brazos y bailemos con él. Ahora de cogerle, nada de nada, que ya baila él solo con sus propios pasos.

En cuanto escucha música, la que sea (hasta la de los anuncios si es un poco animada), se pone a bailar. Antes movía el culo, se agachaba al ritmo. Ahora ha aprendido a dar vueltas, a dar palmas, a agitar los brazos, a moverse por todo el salón. Se lo pasa genial y da gusto verle. El único problema es que el único ratito del día que antes pasaba tranquilo, unos minutos de televisión todos juntos antes de su baño (con aerosoles o sin ellos, según esté la salud) y de su cena, ahora en vez de relajarle son minutos de "juerga" en cuanto hay música en lo que le pongamos (da igual que sean Cantajuegos, Baby Einstein o similar, todo es bailable para él), porque si le entra la marcha, se baja del sofá y se pone a bailar como un loco. Y luego nos dicen que es un niño tranquilo.... es muy bueno, pero parar, no para nunca. Como dice él, le va mucho la "acha-acha" (marcha marcha).

Chichones

Dos en menos de 24 horas, y con dos golpes que lo milagroso ha sido que se hiciera sólo dos chichones. Mario me va a matar a disgustos, está más bruto....

El primero se lo ha hecho tirándose del cambiador. En un  milisegundo que le he quitado las manos de encima para coger un pañal limpio se ha volteado y se ha caído todo lo largo que es, en pelotillas y boca arriba, al suelo directamente desde el cambiador.

Lo he visto pasar a cámara lenta pero no he podido pararle el golpe, sólo ver el porrazo y tenerle cogido media hora en brazos, abrazado, llorando y soltando quejiditos. Al principio me he asustado, porque he visto que en mi ropa había sangre, pero después de mirarle y tocarle por todas partes, ha resultado que no se había hecho nada. Sólo un chichón en la parte de atrás de la cabeza, con la que ha parado el golpe, y un mordisquito en la punta de la lengua por el susto. 

El segundo ha sido porque como últimamente no duerme nada durante el día (desde que empezó a andar, las siestas son una quimera, hay cosas muuuuucho mejores que hacer), a última hora de la tarde está agotado y se vuelve torpe. Eso implica que coordina peor y se cae más. Pues en una de las caídas se ha dado en la frente, entre ojo y ojo, con una balda de estantería. Otro chichón. Pobriño, con este casi ni ha protestado, pero le ha salido el huevo en cuestión de minutos.

 En los dos casos le he puesto hielo un rato, pero bueno, por fortuna, no se han puesto demasiado grandes ni feos.

Bieeeeen

Al hilo de la entrada anterior, Mario todavía no dice muchas palabras, más bien pocas..... Hola sigue siendo la palabra multiusos. Pero en estos días que estamos aprendiendo tantas cosas nuevas y notando tantos cambios hay una que ha aprendido estupendamente: bieeeeen. Que es lo que decimos siempre cuando hace algo bien y le animamos. En él suena más bien como neeeee, pero lo dice exactamente con nuestra misma entonación y se aplaude y todo.

Colaborar

Estos días hemos probado a encomendarle a Mario pequeñas tareas. Hemos empezado por pedirle, antes de salir de una habitación, que recoja todos los tesoros que mientras estábamos en ella ha sacado de sus cajones y demás. Y lo ha hecho encantado, además resulta que es ordenado y más o menos lo pone todo en su sitio. 

Después hemos seguido con "llévale esto a papá" o "vamos a llevar tu camiseta a la lavadora". Y feliz como una perdiz.

Y lo último ha sido que me vaya pasando los cubiertos (uno a uno y con mucha celebración) desde el lavavajillas para que yo los recoja en su cajón. Me parece increíble poder decirle a mi niño que haga algo y que lo haga, parece una tontería, pero es un cambio taaaaaaaaan grande en tan poco tiempo.

Bólido

Cuando Mario cumplió un añito, le sacamos el cochecito que los Reyes le habían traído en la casa de la abu paterna. El típico para correr por el pasillo con un pie a cada lado. En casa es "el bólido". 

En esa época ya llegaba perfectamente con los pies al suelo (cuando se lo regalaron todavía iba un poquito justo), aprendió a subir y a bajar, y cuando quería jugar con él se subía y venía para pedir que le empujaras o tiraras de él. La verdad es que las caras de velocidad que le hemos visto por el pasillo de casa no tienen desperdicio...

Hemos intentado que aprendiera a impulsarse él solo, pero no ha habido forma, como para todo, si no le da la gana, pues nada. Ahora que ya anda y que le sobra estatura, sigue sin usarlo él solo. Si le empujamos o tiramos de él, tiene que subir las piernas ¡para no frenarnos con sus pies!

Pero lo curioso, es que ese uso "tan tradicional" ya no le divierte mucho. Ahora se pasa todo el día con el bólido, lo pone transversal y se recorre toda la casa empujándolo y tirando de él. Lo vuelca, lo usa para subirse al sofá o a la cama, lo empuja contra las cosas, sube y baja el asiento para guardar sus cositas. En fin, que es uno de sus juguetes favoritos para el que se ha inventado su propia utilidad.

Nuevo cambiador

Hasta ahora habíamos utilizado en la habitación de Mario la bañera de cuando era pequeñito, tapada, como cambiador. Pero con el peso que ha cogido últimamente y lo que se mueve, ya nos parecía un poco endeble. Así que hemos comprado un cambiador en Ikea, una monada, 60 euros, y con dos baldas debajo donde caben todas las cosas con lo que también hemos podido quitar de en medio el carrito donde estaban los pañales y todo lo demás.

La verdad es que es un pequeño lujo, porque le podríamos cambiar en otro sitio, pero es muy cómodo y la espalda lo agradece....

Estanterías

Desde que Mario empezó a reptar y a gatear por toda la casa, hemos ido poniéndole poco a poco los límites de lo que puede y no puede hacer. A la fuerza, porque él los ha ido buscando todo el tiempo....

Por norma general, los respeta siempre, a pesar de que a veces se enfade al hacerlo. Por ejemplo, cuando nosotros comíamos, se quedaba jugando en la puerta de la cocina pero no pasaba. Y si quería pasar, sabía que le sentábamos en la trona pero que no podía estar por el suelo. 

Como nos sigue siempre por toda la casa, en cada habitación hemos procurado dejarle cosas que sí puede hacer, tocar, coger. Por ejemplo, como lo que más le gusta de este mundo es sacar cositas de sitios y luego volverlas a meter, y le chiflan los botes, cajitas y demás, en cada habitación hay un cajón o dos lleno de "tesoros" para él, en los que le vamos poniendo cosas nuevas de vez en cuando. Así que sabe que con esos cajones puede jugar pero que los demás no los puede abrir. 

Al empezar a ponerse de pie y a andar algunas cosas han cambiado, hay más cosas que le dejamos hacer y probar. Por ejemplo, ahora sí que puede entrar en la cocina, y hay un cajón lleno de cosas de plástico que es en el que puede meter mano. Obviamente en todas las habitaciones las cosas peligrosas están fuera de su alcance, o muy altas o con algún tipo de cierre especial, por si un día decide investigar....

Pero con lo que hemos tenido la batalla perdida desde el principio ha sido con los libros. En el salón hay una estantería que ocupa una pared entera y desde muy pequeño se dedica a sacar todos los libros de los estantes que alcanza y a intentar abrirlos y verlos. Por lo que ha roto muchas portadas y páginas claro. Y lo hemos intentado de mil maneras, pero no ha habido forma de que dejara a los pobres libros tranquilos. Al ir creciendo, ya no había forma de salvar a los libros de sus deditos, porque cada vez llega más alto....

Al final la solución ha sido la misma que con lo demás: hemos traído sus cuentos y libros de su cuarto al salón, y le hemos dejado una balda entera para ellos. Parece increíble, pero desde que los ha visto allí ha comprendido lo que queríamos, y ahora sí, cuando se acerca a la estantería (varias veces al día, porque le encanta), se va directo a sus libros y los demás ni los mira. ¡Funciona!