Estos días de calor las zapatillas de estar por casa de Mario, botitas de invierno, se nos hacían insufribles. Así que probamos a dejarle en calcetines, pero claro, resbalaba mucho y se caía con demasiada facilidad. Por lo que probamos a dejarle descalzo por casa. Hmmmmm, experimento interesante.
De primeras, no quería tocar el suelo con los pies y lloriqueaba. Luego empezó a hacer pruebas, pero no le convencía mucho y se ponía como de puntillas o prefería gatear.
Al final se a acostumbrado y parece que hasta le gusta, pero se le ve más cómodo con las chanclas agarradas que le hemos comprado para casa.
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